Hedwig Eva Maria Kiesler nació en Austria en 1914. Su interés por la ingeniería surgió muy pronto, ya que su mayor diversión cuando era niña consistía en montar y desmontar los juguetes para destripar sus mecanismos y reconstruirlos.
Comenzó a estudiar ingeniería con 16 años, pero también le apasionaba la interpretación y acabó abandonando la universidad. Con 19 años su aparición en la película Éxtasis la hizo mundialmente conocida.
Un rico empresario de armas se encaprichó de ella y entre él y los padres de ella apañaron el matrimonio. Nadie consideró que ella tuviera que opinar al respecto... Lejos de ser un buen marido, el tipejo era un celoso empedernido y un maltratador que la tenía atada a la cama y siempre bajo vigilancia. Ella aprovechó el encierro para seguir estudiando ingeniería y estar al tanto de todas las novedades de tecnología armamentística (el negocio de su marido).
Harta de vivir esclava de un ogro, se las apañó para escapar y huir a París en 1937 haciéndose pasar por su asistenta. Fíjate si era lista que la contrató precisamente porque se le parecía mucho y tenía claro que era su única vía de escape.
Vendió todas sus joyas para viajar en barco hasta Estados Unidos, y allí se convirtió en Hedy Lamarr. Pasó a ser conocida como la mujer más bella del mundo, aunque nunca dejó de interesarle la ingeniería.
Cuando estalló la II Guerra Mundial patentó junto al compositor George Antheil un "Sistema de comunicación secreta" (1942) que es lo que se usa actualmente para la tecnología wifi. Sin embargo, el ejército estadounidense no lo usó hasta la guerra de misiles de Cuba (1957).
También hizo una gran contribución a la industria aeronáutica al proponer el diseño en uve de las alas en los aviones para que fueran más rápidos. Llegó a esta conclusión después de comparar la anatomía de aves y peces que tienen que desplazarse a gran velocidad.
Cuando la tecnología desarrollada por Hedy se aplicó al wifi, se le había pasado el plazo para renovar la patente, así que era de dominio público, y ella perdió millones de dólares en beneficios.
Hedy Lamarr es un ejemplo de que la belleza no está reñida con la inteligencia, y de que se puede salir del precipicio más profundo para triunfar en la vida con determinación y confianza en una misma.
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