Las familias del Eco-huerto visitan la Ganadería el Pilar, en el Pago de Las Viñas de Santa Fe.
El pasado viernes, 7 de octubre, conseguimos realizar la visita que
teníamos proyectada desde hacía tiempo. José Miguel Rodríguez Fernández nos
abrió las puertas de la ganadería familiar y, a lo largo de toda una tarde, nos
fue dando explicaciones sobre su funcionamiento, las dificultades que ha
atravesado y sigue afrontando el sector, el manejo esmerado que realizan para
que sus vacas cumplan los requisitos de bienestar animal exigidos, así como un
sinfín de curiosidades e información sobre este mundo. Grandes y peques no
cesaron de preguntar, jugar, investigar… disfrutando de la tarde de manera
deliciosa y divertida.
Con creces, logramos lo que pretendíamos: dar a conocer el funcionamiento
de una granja de vacas, con las satisfacciones que reporta esta actividad y las
dificultades que afrontan las personas que la ejercen, acercar a nuestras/os
peques a los animales, al origen de un producto que la mayoría consumen a
diario, de una forma u otra, fomentar el imprescindible reconocimiento social
que esta y otras actividades del sector primario se merecen, propiciando el
apoyo a una actividad tan esencial, amén de otras muchas emociones y
sensaciones que nos llevamos en la mochilita cuando salimos de allí, ya puesto
el sol.
Miguel Rodríguez Hernández, abuelo de José Miguel, puso en marcha la granja, aunque en sus inicios no fue de vacas, tal y como nos cuenta su nieto:
<<La granja la montó mi abuelo en 1963, pero él empezó con cabras.
Mi abuelo fue cabrero toda la vida, lo que pasa es que al final las cambió y
echó doce vaquitas. A mi abuelo le ayudaba mi tío. Mi padre trabajaba con un
tractor haciendo las labores del campo y les echaba una mano los fines de semana,
hasta que llegó un momento en que se quedó con ellos aquí>>.
Carlos y José Miguel Rodríguez Guerrero, hijos de este ganadero,
trabajaron codo a codo con su padre en los inicios de la granja, cogiendo el
relevo al que ahora se suma José Miguel y su hermano Antonio.
José Miguel y su hermano Antonio representan la tercera generación de
ganaderos dedicada a la crianza de vacas lecheras de la raza Frisona, aunque
Antonio trabaja puntualmente, en fines de semana alternos, para conseguir que
su hermano, su tío y su padre puedan tener algo de descanso, pues esta
actividad es tremendamente exigente:
<<Mi hermano y yo somos la tercera generación, pero él se ha
buscado otra cosa, porque este trabajo es muy duro, la gente no lo sabe, pero
aquí hay que venir los 365 días del año dos veces todos los días. Las cabras se
ordeñan una vez al día y las vacas dos veces al día, incluso tres, pero eso son
las grandes granjas>>.
Además de los requerimientos que conlleva el trabajo en sí, hay una
serie de problemáticas, asociadas al sector de la leche, que José Miguel nos
fue desgranando en diferentes momentos.
Haciendo frente a la presión de los grandes monopolios de la leche,
que imponen sus condiciones draconianas…
Afrontando el encarecimiento de las materias primas…
<<Ahora la cosa también ha cambiado, a raíz de la guerra, lo que comen:
maíz, colza, soja, se ha disparado todo, luz, gasoil, ha sido todo en general.
La forma de salir del paso y de pagar facturas era matar animales. No hay otra,
nosotros lo que tenemos aquí son los animales. Lo que ha pasado es que la gente
ha enviado a matadero a los animales, vacas buenas, produciendo más de 20
litros, vacas sanas han ido al matadero para poder pagar facturas. En lo que va
de año, creo que se han matado unas setenta mil vacas en España. ¿Qué ha pasado
ahora? Pues la producción de leche ha caído un montón, pero no solo en España,
yo creo que a nivel mundial. Ha bajado mucho la producción porque esto ha
pasado en todos lados, que la materia prima y todo ha subido>>.
La normativa es muy exigente y dispar en su aplicación, según el
territorio, lo que los somete a una competencia en desigualdad de condiciones…
<<Las normativas en España son las más estrictas, que está bien,
pero que todo el mundo lo haga, para estar en igualdad de condiciones. Aquí,
cada dos días se recoge la leche y antes de cargar la leche en el camión se
hace la prueba de antibiótico, por si le has pinchado algún antibiótico y no
puedes cargar la leche, la prueba de células somáticas, por si la vaca tiene la
ubre mala, bacteriología del circuito de la leche, etc. Un montón de pruebas,
más lo que es la grasa, proteína o si lleva agua. Aquí está todo súper
controlado. En lo relativo a saneamientos, todos los años se hacen dos
saneamientos. Se pincha a los animales para sacar muestra de sangre y se
analiza. Te dan tu certificado si está todo correcto. Brucelosis y tuberculosis
es lo que más se mira>>.
Muchas pequeñas ganaderías, similares a la de José Miguel y su familia, se han visto abocadas a la ruina y el cierre. De la mano del asociacionismo y la cooperación han venido respuestas y soluciones a muchos de estos problemas:
<< Ahora estamos un poco mejor, porque se creó una cooperativa y
bastantes ganaderos le estamos echando la leche, ganaderos de toda Andalucía,
incluso de fuera, y algo de más fuerza hace que si negocias directamente tú con
la industria de la leche o las queserías. Nosotros le entregamos toda la leche
a la cooperativa y ella se encarga de negociar con la industria. En la
Cooperativa empezaron, también, envasando con la marca Vaqueros del Sur, y no
sé si siguen, porque la cadena que la iba a comercializar exigía pasar muchas
pruebas y había que ir poco a poco, hasta que te la certifican. Empezó a
promocionarse, pero había un proceso que no llegaba a terminar>>.
Todos los esfuerzos han culminado con una situación que ahora se
presenta algo más halagüeña:
<< Ahora sí que está subiendo la leche. Hace un año la pagaban a 30
céntimos, ya vamos por 50 céntimos al productor, y los tres meses que restan de
año va a rondar los 60 céntimos. Ahora, a pesar de la subida de todo, el que no
tenga inversiones o préstamos está mejor. La leche ha cogido precio y es por
eso, porque no hay leche. Se están peleando entre industrias por llevarse la
leche. Que no digan, como he oído hoy de un super mercado, que ha subido el
precio de la leche para ayudar a los ganaderos. Ya lo decían muchos ganaderos: Como
sigamos así, la leche la tienen que traer de fuera. Está faltando leche. >>.
José Miguel nos señala las vacas que tienen preñadas en este momento (se encuentran apartadas del grupo) y nos cuenta que:
<< Cuando le faltan dos meses para parir, la vaca se seca, eso
quiere decir que se meten en un cuarto donde están esas y se dejan de ordeñar.
La ubre se les regenera en ese tiempo y llegan al parto en condiciones. Una vez
que paren, vuelve a comenzar el ciclo de producción, cuyo pico se alcanza a los
tres meses de haber parido, a partir de ahí va bajando. Cada ciclo suele durar
un año, aproximadamente. El becerrito se separa cuando lo ha lamido y limpiado la
madre. A partir de ahí, con el calostro de la madre lo vamos alimentando
nosotros>>.
En ordeño tienen, actualmente, unas cuarenta vacas, aunque han rozado
las cien en otros momentos:
<<Nosotros somos de los más pequeños. Nosotros teníamos en ordeño
casi 60 vacas. En total de cabezas hemos rondado los cien, pero en producción
hemos rondado los sesenta. Ahora estamos ordeñando cuarenta vacas, porque
tuvimos que matar muchas.
La vida media de una vaca en producción depende del manejo. La
alimentación es muy importante y te la hace un nutricionista, según tus
posibilidades o lo que quieras de tus animales. Si les das más proteína van a
dar más leche los animales y la vida se acorta. Nosotros hemos tenido vacas de
doce años, pero eso no se hace hoy en día. Las vacas en las granjas duran seis
o siete años, pasado este tiempo se envían a matadero para ir reponiendo. Una
vaca con seis o siete lactaciones empieza a dar problemas y genera más costo
mantenerla>>.
Las vacas de esta granja se alimentan, en gran parte, de los pastos que la familia cultiva en sus tierras, así como otras tierras que tienen en arrendamiento, en este sentido, la sostenibilidad de este modelo de granja también es importante.
<<Estas vacas están comiendo silo de avena, que consiste en que la
avena se pica en verde y se echa en montones, a eso se le llama silo y con el
tractor se va pisando para prensarlo, se tapa y eso fermenta a los veintiún
días y coge propiedades. A partir del
mes ya lo pueden comer. Comen silo de avena, silo de maíz, paja, que les aporta
fibra. De concentrados llevan maíz y colza. En algunos sitios les ponen
alfalfa, semillas de algodón, según lo que se quiera. Estos animales comen
mucho, cincuenta kilos se come cada animal al día>>.
La sequía que atravesamos y la falta de disponibilidad de agua en muchos lugares también ha añadido más presión a este modelo de ganadería.
<<De agua también consumen mucho, en muchos sitios están empezando
a tener problemas, por ejemplo, en Córdoba. Imaginad lo que supone tener que
comprar el agua para dar de beber a estos animales, no es rentable. Aquí
tenemos suerte, porque tenemos Sierra Nevada. Nosotros tenemos un pozo, al
principio era un pozo de 1m de diámetro, veíamos el agua y la sacábamos con la
cuerda. Después, se empezó a agotar y tuvimos que hacer otro, que no sé los
metros que tendrá, por lo menos 50 metros>>.
José Miguel también nos habla de la gestión que hacen del estiércol generado en la granja, con el fin de evitar lixiviados contaminantes al acuífero:
<<Tenemos el estercolero, donde se va acopiando. Ahora, en verano,
está muy sequito. Nuestros parques están todos descubiertos y se moja todo
mucho. El lixiviado es muy poco y drena a un lugar donde se seca por el
sol>>.
José Miguel nos señala un montón grande de materia seca a la que llama mantillo, a ella recurren, en momento de lluvias, para que empape la humedad y los parques se mantengan secos. Una vez que el mantillo está saturado, lo retiran y depositan en el estercolero:
<<Esto tiene su proyecto, con muro de hormigón, etc., para que no se escape nada. Una vez que se llena, se llama a un gestor autorizado que viene con su camión y su máquina para cargar y se lo lleva a un lugar autorizado donde lo mezcla, voltea y obtiene un producto que se lleva, por ejemplo, a la costa para los invernaderos o donde lo pidan. En una granja chica lo puedes llevar, pero en una granja grande es más complicado. Nosotros también pusimos una depuradora y todas las aguas de la sala de ordeño de la lechería van allí, se pasan por la depuradora y se puede utilizar para regar, por ejemplo. Cuando vienen periodos de lluvias hay que estar limpiando todos los días y echando cama, para tenerlo en condiciones. Aquí las vacas tienen espacio, no están hacinadas. En cada parque hay doce vacas y en el último que hicimos, que es más grande, hay dieciséis >>.
El bienestar animal es imprescindible para lograr una leche de extraordinaria calidad:
<<Hace unos días tuvimos la visita de bienestar animal y estuvieron
mirando los comederos, bebederos, todo.
El veterinario viene cada mes y medio a dar una vuelta a las vacas, a
registrar las que se han quedado preñadas, las que se han inseminado, etc. La
inseminación la hacemos nosotros, aquí en la granja. Antes, cuando mi abuelo
vivía, tenía un semental. Ahora vas escogiendo a la carta. Si quieres tener más
hembras para la recría, compras el semen sexado, que te garantiza que un
porcentaje alto te salgan hembras. A nosotros, por suerte, nos suelen salir un
poco más del 50% de hembras. Lo normal es que salgan más machos que hembras.
Los machos son vendidos a un cebadero, para carne>>.
Si un animal enferma:
<<Viene el veterinario, ve al animal y le receta, como hace un médico. La empresa que te suministra las medicinas no te trae nada sin receta. La leche de ese animal se tira. Las medicinas que se le ponen traen su tiempo de espera en leche y carne. Tienen un periodo de seguridad>>.
Buscar el valor añadido a su producto, diversificando las fuentes de ingreso, ha sido el germen de un ilusionante proyecto al que José Miguel está dedicando tiempo y ganas. Su Quesería anexa a granja va tomando forma:
<<Aquí no hay margen, en esto se trabaja mucho y se gana poco, esto
nadie lo quiere. Aquí no hay vida, lo que más echo en falta es tener tiempo
libre. Yo veía esto, que tenemos una materia prima de mucha calidad, que es la
leche, y tenía siempre en la cabeza el pensamiento de coger la leche y
transformarla, vender el producto yo, ya que lo estoy trabajando, no que vendan
lo mío. Empecé a indagar cómo se hacía el queso y comencé a hacer pruebas por
mi cuenta. Después investigué dónde podía hacer un curso y vi que había un
curso de maestro quesero por el IFAPA de Córdoba, lo solicité y me cogieron en
2015. Estaba mi hermano también. Allí aprendí a hacer el queso, estoy en
proceso, voy poco a poco, aunque tengo ya bastante hecho>>.
Visitar la sala de ordeño, observar la presteza y, al mismo tiempo,
delicadeza con la que se preparan las ubres de las vacas para ser ordeñadas,
siguiendo el protocolo, ver cómo sale la leche calentita de las ubres de las
vacas, asistir a la tranquilidad con que las vacas rumian mientras son
preparadas y ordeñadas… fueron algunos de los muchos alicientes que tuvo la
tarde. Nuestras pequeñas y pequeños, siempre atentas a todos los detalles,
también le formularon a José Miguel sus preguntas, se divirtieron dando de
comer a las vacas, saltando en los montones de heno… ¡y cómo no! Degustando un
magnífico queso y requesón con miel que nos dejó el mejor de los sabores en el
paladar y el corazón.
Desde estas líneas, que no pueden transmitir ni una milésima parte de
las sensaciones de esa magnífica tarde, queremos reiterar nuestro
agradecimiento a estas tres generaciones de ganaderos: Miguel Rodríguez
Hernández, Carlos y José Miguel Rodríguez Guerrero, José Miguel y Antonio
Rodríguez Fernández. Gracias por mantener, con tesón y sacrificio, una
actividad tan digna e imprescindible como esta. Vuestra pequeña granja de vacas
de raza Frisona es un ejemplo de integración en el territorio, una muestra de
esfuerzo y trabajo para seguir adelante, manteniéndose en un sector que afronta
desafíos y retos cada vez mayores. Gracias por contribuir a un medio rural
realmente vivo y resiliente.
José Miguel es aparejador, después de muchos años trabajando de Jefe de Obra, “la crisis del ladrillo” lo llevó a involucrarse más activamente en la granja familiar. Aquí es feliz, a pesar del duro trabajo, y está emprendiendo nuevos proyectos vinculados a este. Con nuestros mejores deseos, nos despedimos de la granja y de José Miguel. ¡Hasta pronto!
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