La tarde de ayer viernes
tuvo una magia de ensueño,
pues cinco brujitas traviesas
nos hechizaron con cuentos.
Comenzó, pues, la velada
con una extraña visita
que más que causar miedo
provocó incontables risas.
Siguióle un fantasma enfermo
que respirar no podía,
pues su frío corazón
cariño y amor pedía.
Y no podemos callar
que la numerosa audiencia
emplazada en el lugar
lanzó amor a diestra y siniestra.
Y una brujita traviesa
se coló allí con su escoba,
con su sombrero de pico
y su trenza larga y roja.
Concluyó aquel aquelarre
con historias de terror
que casi helaban la sangre,
y paraban el corazón.
Los más audaces incluso
narraron sus propios relatos.
En esa noche de brujas
todos pasaron buen rato.
Pero ahora toca esperar
y ensayar nuestras pociones.
Otro Halloween vendrá
a traer más emociones.
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