Una vez decidimos embarcarnos, comenzamos con el laborioso proceso de fabricar una cruz bien bonita y original.
Elegimos varias cajas de cartón, las ensamblamos bien, y sobre ellas comenzamos a trenzar remates de tejido alpujarreño de dos colores diferentes. Esta labor requirió dos semanas de duro trabajo, que bien merecieron la pena visto lo bonita que quedó.
Y como un guiño al huerto, usamos las verduras que los niños hicieron el curso pasado reciclando envases usados.
Y gracias al vestuario aportado por una mamá, pudimos transformar a la pareja de indios del colegio en un estupendo fotocall de flamencas por el que no pocos pasaron a retratarse.
Pero antes de la fiesta se tuvieron que encargar bebidas, comida, dar 20.000 vueltas para encontrar las mejores opciones... limpiar los frigoríficos y las barras que nos trajeron. Y por supuesto cocinar, algo que se echó a las espaldas casi en su totalidad nuestra mamá cocinera.
¿Os hemos mencionado que las madres organizadoras, además de hacer todo esto estaban cosiendo a contrarreloj en el taller de costura del AMPA un vestuario monísimo para la ocasión?
Y así de bien que les quedó ¿dormir? no se pudo hasta el domingo...
Por fin pusimos todo en marcha y disfrutamos de dos jornadas de alegría y diversión, aunque sin descanso.
Y como remate del tomate, sorteamos la paletilla que nos regaló el Ayuntamiento por participar en el concurso y la agraciada, Estíbaliz, pudo venir a recogerla y posar junto a la presi y las coordinadoras de este evento que salió REDONDO
Hasta la próxima...
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